lunes, 28 de julio de 2008

Los totales y los parciales

Para darte las gracias…
las gracias totales, digo,
las gracias en serio,
tendría que sentarme un buen rato,
seguramente frente a algún trozo inconmensurable de océano,
empujarme al precipicio,
recorrer caminos,
cruzar fronteras,
recuperar sellos
en un pasaporte vencido,
perderme del todo
y perder la esperanza, por fin,
de salvarme y salvarte,
ser uno y multitud

Para darte las gracias enteras e infinitas
tendría que recuperar enemigos y franquezas,
descaminar consejos,
abrir puertas,
volver a comerme un sinfin de helados...
de sabores equivocados,
esperar en la mayor de las plazas,
ver pasar la gente y fijarlas para siempre,
caminar, al menos, veinte o treinta cuadras,
al sol de fuego lento.

Para las gracias totales,
tendría que disolverme,
en ese océano efervescente.

Para dar las gracias,
así,
totales e infinitas,
para abrazarlos a todos,
tendría que deshilacharme,
deshacerme, en definitiva,
en miguitas,
corrientes y banales miguitas de pan.

Para dar las gracias totales,
tendría que cruzar el río,
sin duda,
tendría que recorrer el puente…

Y en esta pereza infinita,
en ésta, mi patria agorera,
en este miedo casi atroz a no llegar,
a quedarme a dos o tres segundos de las gracias a hierro forjado...
me quedo,
en las gracias parciales,
las chiquitas,
las temporales,
abrazar dos o tres amigos,
ir hasta la calle,
descalzo,
y en la calle
la casita verde,
y en la casa mi rincón tranquilo,
digamos, sentado a la mesa.

jueves, 3 de julio de 2008

Desde entonces

Desde entonces…
desde que no sueño con angelitos
ni con excusas;
desde entonces,
viniste a ocupar un lugar en mi almohada,
y te veo dormir
y me deshilacho en ganas de quererte.

Desde entonces...
cierro los puños y los ojos,
y siento tu piel salada
y tus dedos.

Desde que te fuiste,
desde que no estás,
el amor se hizo mucho más traumático
pero, eso sí,
mucho más intenso,
como una puntada en el estómago,
el amor ventolera.

Desde entonces…
ando atrapado en un huequito de tu pecho,
y aprieto el alma contra el mundo,
y te confieso (o te desmiento),
que te imagino más allá de tus rodillas,
te camino en sueños,
te recorro...
por todo el cuerpo.

Y ahora que te fuiste,
y te llevaste las cartas
y los colores,
ahora (y desde entonces)
tengo acorralada una tristeza,
tan transitada por tus besos,
que me arranca ganas,
soledad con ganas de ser cielo,
nube o, al menos, tardecita.

Ahora me queda una soledad,
tan fuera de dios y del mundo,
tan tuya y tan nuestra,
que pienso en guardarla,
en hacerla estandarte o trinchera.

Ahora y desde entonces,
tengo una soledad que igual no es soledad,
tan sólo desde mañana.

Terapia

Desintoxicarme de todo,
de la vida de todos los días,
de los ojos envenenados.

Desintoxicarme de la estabilidad
y del equilibrio.

Desintoxicarme de los miedos de siempre
y las verdades eternas,
desintoxicarme,
supongo,
y contaminarme, por fin,
con tus ojos,
tus ojos de río,
con tu voz de siempre,
tus besos,
tus manos,
contaminarme por entero
y de una vez
por vos y de vos.

Contradicciones

I
Quiero volver,
no sé,
todos se van
y yo quiero volver.

II
¿Quién pudiera olvidarte,
enterrarte por fin,
olvidar el rancio
olor de un amor
que se pudrió?

III
¡Hay veces
que duele tanto el exilio!